Este Salmo nos invita a golpear las puertas del cielo. Dios no necesita muchas palabras, necesita que confiemos en Él y de que hagamos nuestra oración con el corazón (no con palabras vacías y huecas, ya sabe lo que necesitamos).
Como dice Jesús: “Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo”.
Libro de Reiki Crístico
Este texto fue extraído de Pág. 213.
Salmo 17
Yo te amo, Señor mi fortaleza,
mi roca, mi baluarte, mi liberador.
Eres la peña en que me amparo,
mi escudo y mi fuerza, mi Salvador.
En el templo se escuchó mi voz,
clamé por Ti en mi angustia.
Extendiste tu mano y no caí,
tu poder del enemigo me libró.
Las olas de la muerte me envolvían,
me aguardaba la ruina,
pero el Señor venció.
Tú eres la luz que me ilumina,
quien abre mis caminos,
Tú eres mi Dios.
En el templo se escuchó mi voz,
clamé por Ti en mi angustia.
Extendiste tu mano y no caí,
tu poder del enemigo me libró.
Cuando yo invoqué tu nombre,
con mano poderosa,
me salvó tu Amor.
Son perfectos tus caminos,
tus manos me sostienen
Tú eres mi Rey.
En el templo se escuchó mi voz,
clamé por Ti en mi angustia.
Extendiste tu mano y no caí,
tu poder del enemigo me libró.
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